En este momento de transformaciones, en una sociedad líquida en la que nada perdura, vapuleada por una pandemia sin precedentes y con un planeta lleno de incertidumbres y desasosiegos, el futuro del arbitraje es una incógnita. Miles de factores venían ya mostrando un panorama inquietante del mismo: la profusa creación de centros de arbitraje, y con ellos la aparición de árbitros (hombres en su mayoría) presentaban una atomización arbitral como una suerte de new litigation, con una nueva tipología de cláusulas, asimétricas, híbridas, en escala, con la irrupción de las class actions arbitrales, sucesivas reformas reglamentarias que introducen "eficiencia", más por menos, rapidez, la multiplicación de arbitrajes, la fascinación por la "industria del arbitraje" (su visión como negocio), los problemas de anulación de laudos, la responsabilidad de los árbitros civil y penal, la irrupción de los fondos financiadores del arbitraje (third party funding), la multiplicación de arbitrajes de inversiones, de arbitrajes de consumo (también en línea) o la cada vez mayor tendencia hacia el arbitraje administrativo, entre otras. Todas ellas encuentran un análisis, crítico y agudo, en la obra que se presenta. No es un estudio clásico del arbitraje, sino un verdadero psicoanálisis del mismo, con cuestiones actuales que ponen en solfa una institución que no se sabe si va camino hacia "morir de éxito" o de caquexia.